Mi experiencia en Corcovado: la zona más biodiversa de Costa Rica

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Mi experiencia en Corcovado fue inmejorable. Si estás pensando viajar a Costa Rica, el país de la Pura Vida, seguro que visitar el Parque Nacional de Corcovado está en tu check list.

No podía faltar un post para ti sobre esta aventura. Así que te invitamos a descubrir cómo fue adentrarnos en el Parque Nacional Corcovado. Ojalá te sirva de ayuda 🙂 ¡Allá vamos!

En el hotel Agujitas de Drake

El mono aullador que merodea estos días nuestro hotel ya lleva un rato inundando la selva con su sonido, el cielo empieza a clarear y el despertador suena. Ya estamos despiertos, son las 4:30 de un día de abril que parece será nublado en Agujitas de Drake.

Desayunar tan temprano y con prisa nunca ha sido mi especialidad, pero hay que comer algo, no quiero que me entre el hambre durante el tour al Parque Nacional Corcovado.

Mono aullador en Corcovado

Inicio de la aventura en barca

Mi experiencia en Corcovado comienza al salir del hostel a las 5:00 am, caminamos la rampa que nos lleva hasta la playa, nos desviamos un poco a la izquierda y compramos un buen café de Costa Rica junto a unas empanadas en “Foodtruck Gaby”.

El cielo está claro y despejado y, a pocos metros vemos el grupo que serán nuestros compañeros y los guías con los que descubriremos Corcovado.

Paseo en barco por Bahía Drake

A las 5:50 ya estamos todos preparados y la barca llega a las 6. Así tenemos unos minutos para conocernos y coger energía para la experiencia de Corcovado tomando el café y las empanadas. Además, así evitamos retrasos en caso de tener algún compañero rezagado.

Empezamos a navegar y a los 15 minutos los delfines empiezan a saltar junto al barco, ¡qué sensación! Continuamos alucinando con las vistas de la costa, llena de vegetación. En una hora y media ya estamos frente a la entrada La Sirena, en el Parque Nacional Corcovado.

Entrada al Parque Nacional de Corcovado

El barco no puede acercarse mucho a la costa porque hay marea baja y el suelo rocoso está a la vista así que nos ponemos las sandalias ¡y a caminar! Son unos 15 metros los que nos separan de la arena.

Acceso Corcovado desde La Sirena

Ahora si, entramos al parque, nos toman la temperatura, nos lavamos las manos y en unos bancos nos sentamos para ponernos las botas y dejar las sandalias para recogerlas a la salida.

Son las 8 de la mañana y empezamos a caminar, esto promete. Es buen momento para ver vida en la selva, en unas horas el calor hará que los animales estén más tranquilos.

El guía tiene experiencia, no es solo como observa todo lo que le rodea, sino que va literalmente descalzo.

Adentrándonos en la selva

Guía descalzo por el Parque de Corcovado

La experiencia en Corcovado solo acaba de empezar. Poco a poco nos adentramos en la selva, primero por el bosque secundario (que ha sido talado o alterado y está en proceso de renaturalización).

En 20 minutos ya estamos en la estación La Sirena. Hacemos una visita al WC, firmamos en el libro de visitantes y nos adentramos en el bosque primario.

No quiero hacer un spoiler sobre todo lo que se puede ver, ya que hay un factor suerte a la hora de ver animales. Pero sin duda ser un grupo silencioso, ir acompañado de un guía con experiencia que comparte y a quien le comparten ubicaciones donde otros han visto animales, ayuda y mucho.

estación La Sirena

En medio de la jungla

Monos, pájaros, árboles inmensos… Estamos siempre caminando por la sombra porque los árboles compiten tanto por la luz que el sol no llega a tocar directamente el suelo con sus rayos.

De vez en cuando nuestro guía se aparta del camino y se adentra un poco en la selva para ver si encuentra algún animal, en ocasiones hay suerte y en otras no.

No sé decir exactamente cuánto tiempo pasamos caminando, estaba tan concentrado intentando ver animales que perdí la noción del tiempo. Luego al ver las fotos vi que habían sido más de tres horas.

Árbol en el Parque Corcovado
De repente el camino me suena, parece que estamos muy cerca de la entrada. Nos encontramos junto a un riachuelo que desemboca en el mar y crea un delta pequeño. El guía nos enseña videos de hace unos días, en los que se veía a un cocodrilo en acción.

Desembocadura del Río Corcovado

Cuando me adentro en la selva o cualquier tipo de bosque, siempre me viene a la mente el mismo pensamiento: ¿cuántos animales me están viendo ahora mismo y yo sin ser consciente? Estar rodeado de vida sin poder verla… ¡cuánto me gustaría que fuera al revés! Ser yo quien pueda ver toda la vida que me rodea sin que lo noten.

El guía sigue merodeando la zona, está claro que está buscando algo, le hemos visto comentar con otro guía pero no lo encuentra. De repente vuelve con la cara iluminada, literalmente se le pone la misma cara que a un niño ilusionado.

Nos da indicaciones sobre cómo acercarnos: mantener distancia con el animal, silencio absoluto y ser sigilosos. Le seguimos y a unos pocos metros ahí estaba, tumbado en la arena, cubierto por unas ramas: el Tapir, el animal más icónico del Parque Nacional Corcovado.

Tapir salvaje en Corcovado

Tuvimos tiempo de sobra para verlo y fotografiarlo, hasta que decidió ponerse de pie y dejó al descubierto esas patitas finas que parece que no pertenecen a ese cuerpo ancho que tiene. Ha sido el broche de oro.

La experiencia llega a su fin…

Ahora sí, volvemos a la entrada del parque, nos ponemos las sandalias de nuevo, caminamos unos metros hasta la barca ( esta vez muchos menos porque la marea ha subido) y ponemos rumbo a Drake.

En el camino hacemos una parada para ver una catarata única, la Llorona, portada de National Geographic en 1986. He intentado encontrar esa portada pero no he tenido suerte, así que os dejo la foto que tomamos desde la barca.

Cascada entera La Llorona
Llegamos a la misma playa desde la que salimos, comimos juntos en un restaurante al lado del mar, el típico almuerzo “Tico” (sí, hay opciones vegetarianas) y nos despedimos del grupo. Pero antes cambiamos unas cuantas fotos y los números de teléfono, siempre está bien echarse una cervecita por la tarde con un grupo majo.

Nosotros te hemos contado ya nuestra experiencia. Si ya has visitado este maravilloso Parque Nacional de Corcovado, ¿cómo fue tu visita?

Si estás pensando ir, esperamos que te haya servido de ayuda nuestra historia y que disfrutes tanto o más que nosotros. Y si también consigues ver un Tapir, ¡no dudes en contárnoslo!

Javier

Javi, junto con Daniel, fue quien le dio vida a Howlanders y formaron este equipo. Cada uno de sus viajes y las experiencias que acumula en su mochila, le dieron la idea de ayudar a otros viajeros a poder vivirlas también.

En Howlanders, es uno de los encargados de decidir qué tours ofrecemos. Mientras que en este blog nos regala sus diarios de viaje.

Ha recorrido Torres del Paine por todos sus circuitos y se lo conoce a la perfección, por lo que nos da todas las recomendaciones y consejos que no se encuentran en otra parte.

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