La vida flotante en las Islas de los Uros del Lago Titicaca

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El Lago Titicaca, de donde salieron los padres fundadores del imperio inca según una de tantas leyendas que versan sobre el lugar, es también el lago navegable más alto del mundo.

A más de 3.800 metros sobre el nivel del mar y con una superficie de 58.000 kilómetros cuadrados, la vida en esta vasta laguna y de su pueblo más representativo, los Uros, se asemeja al mito de Prometeo. Esta leyenda cuenta que Prometeo recibió encadenado el castigo de ver como un águila le devoraba diariamente parte de un hígado que volvía a crecer cada noche.

La etnia uro chulluni forma parte de un pueblo que se reparte entre Bolivia y Perú pero que es famosa por cómo viven en este último país: en islas flotantes que construyen ellos mismos sobre el Lago Titicaca.

En total, son 77 las islas flotantes de los Uros que tienen como principal peculiaridad que han de renovarse regularmente, al igual que sucedía con el castigo eterno de Prometeo, si quieren salir a flote cambiando la red de juncos que se superponen a una base realizada con totora fresca.

Islas Flotantes de los Uros en el Lago Titicaca

Una de las bromas más escuchadas por los guías turísticos y por los habitantes de la Isla de los Uros (Puno) para explicar cómo se mantienen a flote estas islas, describe cómo el pueblo uro une y ancla con sogas y picas los bloques de khilis al fondo del lago para de esta manera “no acostarse en Perú y despertarse en Bolivia”.

El khili es el nombre que reciben los bloques de hasta dos metros de espesor formados por totora fresca. La totora es una planta acuática que emerge a la superficie del lago cuando hay fuertes precipitaciones y que se entrelaza para acabar conformando sólidos bloques flotantes de khilis.

Una tarea que ha de realizarse regularmente ya que el khili no dura más de 50 años y la red de juncos que va encima debe renovarse cada dos o tres meses, lo que implica desarmar las viviendas para colocar totora fresca debajo.

La vida en la Isla de los Uros

Ante este panorama cíclico, el día a día en la conocida como ‘Venecia andina’ gira alrededor de la citada totora, una raíz con la que forman sus islas artificiales, sus pintorescas canoas que usan para vivir del turismo e, incluso, como alimento, ya que esta raíz es muy nutritiva y ampliamente disponible.

Así pues, el Lago Titicaca está dividido en dos sectores: el sector tierra y el sector agua. Ambos forman parte del Centro Poblado Uros Chulluni y en ambos casos su peculiar forma de vida está orientada a la explotación turística de la misma, siendo una de las principales atracciones de los que visitan las islas flotantes.

De esta manera, los hoteles y restaurantes son los protagonistas en la zona de tierra firme, en el puerto de Puno. Mientras, el resto de las casi 80 islas, como es el caso de las turísticas islas Taquile y Amantani, subsiste con la venta de la artesanía tradicional, especialmente con las telas, en sus coloridos mercadillos.

Pero si hay una actividad que por excelencia cumple con su función de mantener la subsistencia de cada isla flotante esa es la de los paseos en barca que emulan los idílicos paseos en góndola por los canales de Venecia. Una actividad por la cual esta región es conocida por el sobrenombre de la ‘Venecia andina’.

De los ‘caballitos de totora’ a los Mercedes Benz

Las balsas de totora, también conocidas como ‘caballitos de totora’, son las encargadas de pasear a los turistas por las zonas más ricas en flora y fauna del Lago Titicaca. Unos paseos que pueden realizarse en los conocidos como Mercedes Benz.

Estas son balsas de totora de dos pisos bautizadas de esta manera para sacarles una sonrisa a unos turistas cuyo papel es fundamental para perpetuar toda una serie de tradiciones milenarias que gracias ellos se mantienen a flote.

Sin duda, es una experiencia que vale la pena si viajas hasta Perú. ¿Te animas a visitar la Venecia Andina y sus peculiares costumbres?